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Razón tenía Montesquieu al afirmar que aquello que da
unidad, solidez e incorruptibilidad a los grupos humanos y al Estado no son las
leyes, ni las cosas, ni las costumbres, sino los principios y valores que los
rigen.
Anota dicho autor que la sociedad totalitaria o despótica se
basa en el principio del temor; la sociedad aristocrática y monárquica en el
honor; la sociedad democrática en la virtud ciudadana o “espíritu cívico”.
Enhorabuena la Nueva Constitución y la Ley General de
Educación insisten sobre tales valores del espíritu ya que si queremos hacer
posible una convivencia armónica, más que leyes y organización se deben
cultivar los valores ciudadanos.
ACTIVIDAD:
Explica mediante ejemplos cada uno de los siguientes valores que debe tener un buen ciudadano:
1.
Conocer y apreciar la historia, la geografía,
las manifestaciones culturales de la propia patria y del universo entero, ya
que somos ciudadanos del mundo.
2.
Amar su tierra, sus gentes, sus riquezas
naturales, su ambiente ecológico, o sea, vivir en armonía, cuidar, respetar y
proteger nuestro entorno físico y humano.
3.
Defender los bienes públicos (recursos
naturales, ecología, espacios públicos) evitando su deterioro y contaminación y
utilizar racionalmente los bienes privados evitando su despilfarro y el
atentado contra el beneficio común actual y de las futuras generaciones.
4.
Cumplir con las normas y leyes de convivencia
social y denunciar a sus infractores; obedecer a las autoridades y denunciar
sus abusos y desafueros.
5.
Enriquecer el entramado social participando
activamente en la vida de comunidad: condominio, barrio, ciudad.
6.
Ejercer en forma honesta y libre su derecho a
voto en la elección de sus representantes y gobernantes.
7.
Aceptar cargos de responsabilidad pública cuando
las circunstancias o la comunidad lo requieran y ejercerlos con competencia y
honestidad.
8.
Pagar en justicia los impuestos y erogaciones
establecidas para el mantenimiento del Estado y el bienestar del cuerpo social.
9.
Defender celosamente sus propios derechos y los
de los demás seres especialmente aquellos de los más débiles y desprotegidos y
cumplir estrictamente sus propios deberes.
10. Cultivar
en sí mismo, en su hogar y en todos sus comportamientos y relaciones aquellos
valores de respeto, justicia, tolerancia, solidaridad y fraternidad que hacen posible
una armoniosa convivencia.